jueves, noviembre 20, 2008

Fragmento


Sí, he sido mi padre y he sido mi hijo, me he planteado preguntas y las he contestado lo mejor que pude, me he hecho repetir, noche tras noche, la misma historia, que me sabía de memoria sin poder creerla, o nos íbamos, cogidos de la mano, mudos, sumergidos en nuestros mundos, cada uno en sus mundos, con las manos olvidadas, una en la otra. Así he sobrevivido, hasta el presente. Y aún esta noche parece que todo marcha bien, estoy en mis brazos, me sostengo entre mis brazos, sin mucha ternura, pero fielmente, fielmente. Durmamos, como bajo aquella lejana lámpara, embrillados, por haber hablado tanto, escuchado tanto, penado tanto, jugado tanto.

Samuel Beckett
Textos para nada, 1955 (Tusquets Cuadernos Marginales 22)

1 comentario:

victoria dijo...

Dormir en nuestros propios brazos, fielmente y sin mucha ternura.
Al final, nos vamos haciendo solos luego de haber escuchado tanto, penado tanto, ladrado tanto.
Es hermoso Mabel, un abrazo