martes, marzo 25, 2008

24 de marzo

Un día más tarde
Este post era para ayer, pero por cuestiones técnicas no pude subirlo. A pesar de que tuve más tiempo, lo subo así como lo escribí.


Hoy se cumple un año más de impunidad. Han pasado 32 años de aquel día
en el que los militares tomaron el poder. Un poder ya viciado, lleno
de estafas y muertos. Pero llegaron ellos y mataron más. Y torturaron.
Y expropiaron. Y robaron. Y ahora están libres. Y algunos simulan
estar locos. Y otros prefieren que los maten antes de hablar.
Maricas. Ellos son unos maricas. Pero no por su sexo, sino por su
cobardía. Ellos quitaron la vida a mucha gente, quitaron los padres,
los hijos, los nietos, los hermanos, los poetas, los cantores, los
artistas, los escritores.
Ese grupo de maricas que lo único que podían hacer era picanear la
vagina de una mujer, y quemar el pene de los hombres, son los que
ahora siguen libres. Ese mismo grupo de perros carniceros que se
colgaban de la sangre militante para sentirse triunfadores, aún sigue
libre. Porque esta sociedad todavía cree que hay culpables "de los dos
lados", sin embargo, nadie sabe cuál era un lado, y mucho, pero mucho
menos sabe cuál era el otro.
Hay hijos que no están. Hay nietos que están en manos ajenas. Hay
hermanos que no veremos nunca más. Hay padres cuyos ojos jamás se
cruzaron con los de su hijo. Hay hijos que nunca pudieron recibir una
caricia de sus padres.
Tanta locura, tanta demencia asesina en esos cuerpos esqueléticos con
trajes verde, sigue rondando en las calles de este país. Hoy no me
siento derrotada, sin embargo, pienso que queda mucho por saldar y que
no va a ser saldado. La dictadura dividió para siempre este país, y
sigue, después de 32 años sacando lo peor de esta sociedad.
Los fallos históricos de estos años han sido buenos, pero la gente se
resiste y sigue diciendo las frases fascitas que se instalaron alguna
vez. Todavía después de que haya desaparecido Julio López, quien
seguramente fue asesinado pero antes torturado, tenemos que escuchar
que la gente siga hablando de "guerra", como si fuera legítimo que un
estado se proclame en guerra con un ciudadano. Todavía siguen diciendo
que los desaparecidos son menos y que algo habrán hecho, y que vivimos
en democracia...
¿Un país democrático acaso puede convivir con asesinos sueltos como lo
son Antonio Domingo Bussi o Rafael Videla?¿Un país democrático puede
perdonar a los torturados? ¿Un país democrático puede olvidarse tan
fácilmente de la vida? ¿Un país democrático puede permitir que la
mirada llena de podredumbre de un Bussi y de todos sus cómplices se
pose sobre las mismas cosas que se posan nuestros ojos? ¿Es que esto
será democracia?
Hoy, 32 años después no estoy optimista. Mi cabeza no puede, y esta
tristeza que siento tampoco. Porque hoy es uno de esos días en los que
creo que este país no tiene arreglo. Es terrible, este 24 de marzo es
terrible. Nadie asume que estamierda democrática que comenzó con
Alfonsín nos ha quitado la memoria, y así de a poco, la justicia que
camina peor que una tortuga, la vida de los torturados genocidas se
acaba. Y se llevan con ellos a todos nuestros desaparecidos.
Hace una semana que vengo tratando de ensayar algo para colgar en el
blog, pero no pude, hoy no estoy lúcida, la bronca me llevó la
lucidez, y yo lo permito, porque como pocas veces hoy no tengo ganas
de decir nada más que malas palabras y gritar fuerte fuerte en contra
de ellos. Gritar que los odio. Hoy siento que esta sociedad tiene la
culpa, y no la condeno, sólo la culpo. Total, a quién le importa aquí.

3 comentarios:

victoria dijo...

Compañera:

Hoy -un dia despues- comparto su bronca y su tristeza. No es que no me valla el animismo, pero cuesta decir que esto camina, cuando ayer la consigna era caminar solo bajo una bandera. Como si el genocidio, que comenzo 32 años atras, haya sido simplemente una cuestion partidista.

Hoy -un dia despues- comparto las ganas de putear, cuando recuerdo que ayer fui a marchar y no pude mas que ser espectadora de un peregrinaje que no era el mio, sino el de mas de 400 agrupaciones en las que uno no tiene porque encajar.

Hoy -un dia despues- comparto tu grito despiadado e incontenido, lloroso; cuando descubro que en la misma plaza se hace un acto cuya consigna es "Juicio y castigo a los terroristas de los 70" Y quienes repudian son consecuentes con la consigna y suman 70 (que ya es mucho para la causa). Y en esa misma plaza, un par de horas despues, salen los que no venden el campo, pero si todo lo que alli habita. Y entonces volvemos a ver muchas ollas essens y remeras con brillito que ocultan el Gucci (porque no da).

Hoy -un dia despues- comparto tu pancarta y tu lucha. Y no se necesitan banderas, ni agrupaciones, ni ollas essens para decir que nos duele, pero ahi vamos. Sin amputar, pero tratando de que no se infecte...

Se me hizo largo y penoso. Un abrazo

Rubén Kotler dijo...

Te robo el post para De Igual A Igual. Un abrazo Maby. A no desesperar que siempre puede ser peor.

Pedro Noli dijo...

¡Bien por no soltar el lápiz, amiga! Y si la justicia es lenta, y si los gobiernos juzguen, indulten, se hagan los boludos o vuelvan a juzgar, hay que tener siempre la pluma con la punta filosa. Por más que duele escribir lo indeseado, de eso se trata lo nuestro; de mostrarlo, recordarlo, denunciarlo.