jueves, marzo 17, 2011

Yupanqui por Piazzolla


Vi a Yupanqui dos veces. Una me lo crucé en la calle en París y él me vino a saludar. Sinceramente me quedé helado, no supe que decirle.
Era como toparme con San Martín. No me salía una palabra. Lo mismo me había pasado hacía muchos años en Nueva York cuando me presentaron a Stravinsky, igual me quedé mudo, yo sólo quería mostrarle mi admiración y decirle que mi primer estudio con Ginasterra fue la Consagración de la Primavera. Nada, che; el viejo me invitó a su casa y yo tardé como dos semanas en aceptar, a pesar que vivía muy cerca. Me animó Jairo y fuimos. Empezamos a matear y yo seguía sin poder emitir palabra, porque cada comentario que hacía eran sentencias de tres frases tan redondas que me parecía grosero responder. Hasta que la mujer, que era reculta y macanuda, se acercó con el mate y por abajo me dijo: “Ataque con todo que a él solo le gusta el silencio de la montaña, pero no el de las personas” Menos mal que el viejo era fana de Ravel y de Bartok y por allí encontramos la charla de más de cuatro horas y me sorprendió sus conocimientos musicales, sobre todo de armonía, aunque a cada frase me pedía disculpas por su ignorancia y me decía que envidiaba mis conocimientos. Cuando hablamos del bandoneón, me dijo que su único placer era escucharlo al viejo Isaco Abitbol cuando viajaba por Santa Fé. Casi se muere de la alegría cuando le dije que nosotros íbamos con el gordo Troilo a verlo cuando nos íbamos de pesca…

(entrevista de Antonio Carrizo a Piazzolla para Radio Rivadavia, 1985)

1 comentario:

MiTucumán dijo...

Un gustazo leer esto. ¡Gracias!