viernes, abril 23, 2010

Comienzo

La cuna parece gigante. Desde lejos, su mamá lo mira. Perdido entre las sábanas amarillentas, duerme en paz como si nada pasara a su alrededor. Sus dedos son pequeños y cada tanto juegan entre ellos. Su mamá lo mira y piensa: cómo será su vida, cuántas veces tendrá que retarlo, cuántas otras abrazarlo, qué le gustará comer o qué música preferirá escuchar. De repente, ya no es ella quien observa. Ahora, desde el otro lado de la cama, unos ojos grandes, inmensos la completan y le devuelven una a una sus preguntas. Los ojos del Enano se cruzan con los de su mamá, y sonríen con la ternura del primer encuentro, con la alegría de reconocerse en ella  y con la certeza de que es lo único que tiene en el mundo.

3 comentarios:

María Abraxas dijo...

Extrañaba a ese enano. Te extraño ya, amiga... Cómo va eso??? Seguí con los relatos del Enano, que los voy guardando. Miles de besos. Te quiero!!!

María Abraxas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Maby..me hizo emocionar tu relato...cuantas veces me encontré así, mirando..con más interrogantes que respuestas..aún los tengo, y día a día aparecen cosas nuevas. Lo único que no se transforma es la mirada, siempre al mismo lugar, volviendonos a encontrar...Besos changuis