miércoles, noviembre 04, 2009

30 días después



El texto que sigue lo escribí para un homenaje que le realizó mi hermano en un recital. Me costó mucho escribirlo, estoy como muda de palabras. De todas formas hoy, a un mes de su muerte, y a modo de homenaje, lo subo.

Sus manos volaron al ritmo de las melodías como pájaros en plena libertad. Su voz no se quebró nunca, ni en las peores de las tristezas, y supo desde muy chica que su destino no era sólo el de cantar. Mercedes o “Marta”, como le decía su familia, nació un 9 de julio de 1935, apenas unos días después de la muerte de Gardel. De niña sufrió frío, hambre, dolores y tristezas, como lo siguen sufriendo los niños de hoy. Con poco más que un bombo, un poncho y un amor en la valija, partió hacia Mendoza, decidida a torcer el destino de la música popular. Y lo torció nomás. Mercedes, puso en su voz a los oprimidos, volvió al seno de la tierra misma y parió la libertad de la canción. Cruzó fronteras imposibles, abrió camino para todos los músicos. Se abrazó al rock, lloró el tango, y jamás abandonó su folclore. Mercedes supo de prohibiciones, pero más supo de peleas. Mujer de brazos en alto, de lucha incansable, de libertad infinita y de voz eterna. El exilio la alejó del país cuando apenas había enviudado, y bajo su voz, tal como si fueran alas, cobijó trabajadores, estudiantes, luchadores, exiliados, madres y desaparecidos. Lo dio todo, hasta el final. Hace nada más que una semana, la “Negra”, decidió soltar su última melodía, y nosotros quedamos así de solos, así de huérfanos. Se fue como sólo saben hacerlo los elegidos, con una sonrisa de paz y la tranquilidad de haber dejado abierto el camino de la libertad, para siempre.

2 comentarios:

Lorena Tapia Garzón dijo...

No enmudezcas, Maby. Tus palabras son preciosas.

Maby dijo...

Gracias, Lore. Un abrazo.