jueves, noviembre 19, 2009

Helado

El Enano no le tiene miedo a nada. Excepto a los días de frío. A él le parece que en los días fríos el aburrimiento se hace largo, y su mamá no llega nunca, aunque la noche se apure en aparecer. Además, los pies se le quedan duros y piensa que no va a poder caminar  más. También la panza hace lo suyo, se cierra como en un hueco helado que le tapa las ganas de reír,  y para colmo las manos no tienen en donde guardarse. En esos días el Enano no sale. Se sienta frente a la ventana y mira cómo de a poco toda la calle se convierte en un sólo hielo gris.

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