viernes, diciembre 14, 2012

Vuelta a empezar

Después de un golpe duro uno tiene que volver a recorrer todo con cautela. El mundo parece un lugar desconocido, por eso, uno mira para los costados, al suelo, al cielo y todo parece a punto de ser transitado por primera vez. El dolor profundo causa esa sensación. Hay que empezar de a poco, a entender cada mañana, a ver el sol, a sentir que llueve sobre la cabeza, a tomar las manos de todos los que están al lado de uno, a soportar las risas, asimilarlas hasta que uno mismo empieza a reírse. El dolor es tan hondo que nunca se va, no se disipa, sólo se guarda en lugares recónditos y cada tanto, algo parece gritar dentro “¡piedra libre!”, y resulta que el cuerpo tiembla. Pero otra vez se oculta y ahí está, a la espera. Por eso, hay que buscar cada rayo, mirar la luna, esperar la hora de las estrellas, mirar el cielo, así el dolor se queda quieto y entonces nadie puede descubrirlo ni gritar piedra libre ni hacernos temblar hasta lo más infinito.

1 comentario:

victoria dijo...

Nunca se va, se esconde, duerme siesta.
Muy cierto