jueves, abril 30, 2009

Comida


Los olores le devuelven la sonrisa, después de toda una tarde de enojo que acarrea desde la escuela. La tarea estaba mal, porque resulta que al Enano las divisiones no le salen. Claro que él podría discutir a muerte que en realidad nadie se las enseñó como se debe. De multiplicaciones el Enano sí que sabe, y demasiado. Todo lo que tiene se le transforma en demasiado con sólo un abrir y cerrar de ojos. Y así, comienza a pensar que en definitiva es mucho mejor multiplicar. Al Enano le suenan las tripas, el hambre comienza a acosarlo. Ahora más tranquilo, se lava las manos con mucho jabón, se moja apenas la cara y se sienta feliz a la mesa dispuesto a comerse dos inmensos platos de ese manjar que la mamá logró preparar con tan sólo media papa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me encantan las historias del enano!
saludos!

Juanjo Domínguez dijo...

¿Qué será ese manjar? Tiene olor a estofado.

Maby dijo...

Sí, Juanjo, estoy casi segura de que es estofado.
Gracias Ceci, por leerlo al Enano y pasar por el blog.