Un cuento escondido
cocineros,
bailarinas,
mandarinas,
trompetistas,
gatos bigotudos,
loras charlatanas,
costureras,
tragafuegos,
peluqueras,
bebés, saltarines,
abuelitos, bicicletas, palmeras,
castillos, calesitas,
otros barcos y ananás.
¿Y qué más? Y ya está. En el cuento escondido no cabe nada más:
ni un ratón,
ni un poroto,
ni un gorgojo.
Entonces, los barcos se van lejos. Tan lejos que ya parecen granitos de arroz, semillas de amapola, polvillo de sol.
Porque este cuento está acabando de acabar,
con su mar,
con sus barcos,
con su sal.
Laura Devetach
Foto: Valeria Seoane
1 comentario:
¡Salud!
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