A pedazos
"De hecho, pensó Standish, estaba todo terriblemente calmo; no recordaba haber sentido semejante calma sepulcral en toda su vida. Un dolor súbito, agudísimo y avasallante se desplomó sobre su cuerpo, como si algún demonio le hubiera clavado un puñal en el cuello y le abriera la garganta con ferocidad, de oreja a oreja. Eso, pensó Standish con extraño desapego, debía ser su corazón despedazándose."
de H.C. Lewis en El caballero que cayó al mar
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