Cama
El Enano está inquieto, un poco solo y hasta triste. No quiere jugar, no quiere mirar por la ventana, no quiere nada. Después de ahuyentar sus ganas de llorar, se acuesta en la cama de su mamá, se tapa la cabeza, y siente que la tristeza se evapora. Cierra los ojos y en muchos días, por fin, duerme tranquilo.
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