Eternamente
Mueve la cabeza hacia la izquierda primero y después hacia la derecha. Sacude los brazos y los pies no paran de dar vueltas. El Enano salta, se ríe, grita, repite palabras, inventa, se siente feliz. No entiende muy bien qué pasa, pero cree que una fuerza interna hace que sus lágrimas se conviertan en risas y al revés también. Lo transforma por dentro, y le gusta. Con el volumen alto y en medio de tanta euforia trata de recordar cuál fue la primera melodía que lo condenó a necesitar de la música para siempre.
(gracias Victoria)
1 comentario:
Que hermoso va creciendo este enano.
Un abrazo amiga.
Gracias por las gracias.
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